"La TV un invento Carolino"
(historia real y poco conocida)
Escrito por:Joaquín María Vidal Latorre
Carlos Alberto Cal
Puedo hacerlo, nadie va a vencerme, -esto repetía una y otra vez el jóven Cal en su laboratorio, tratando de encontrar una solución a un problema que sólo él era capaz de entender y solucionar.
Estos problemas eran fruto de otro de sus innumerables inventos, pero éste en especial era de gran valor para él ya que si lograba construirlo cambiaría para siempre las comunicaciones entre las personas.
Claro que también primaba la idea de ser reconocido por todo el mundo como el "inventor que revolucionó las comunicaciones" como él mismo decía.
Pero no todo era fácil, pues siempre estaba el miedo a que alguien descubriese sus planes y se le adelantara,tirando a la basura todo su trabajo.
La desesperación empezó una mañana,cuando a la redacción de su periódico "Trabajo" llegó la información de que un científico francés estaba experimentando con la idea de crear un aparato capaz de comunicar a personas a miles de kilómetros de distancia mediante imágenes en tiempo real.
La desesperación de Cal fue tan grande, que después de ese momento nunca más fue el mismo.
-¿Cómo es posible?- Esa es mi idea, él me la robó ¿pero cómo?, ¿cuándo?- pensaba.
La impotencia y la desesperación invadieron la mente del joven Cal, hundiéndolo en la soledad de su laboratorio y abandonando por completo sus otras actividades. En su pueblo, San Carlos, se rumoreaba que se había quedado trastornado y que sufría problemas siquiátricos graves.
Pocas eran las veces que se lo veía salir del bunker que era su laboratorio y si lo hacía, siempre era de noche ya que no toleraba la luz a causa de estar siempre en su oscuro refugio. Su aspecto, dicen, era penoso y escalofriante, sumamente flaco y con una gran barba. Algunos dicen que casi no podía hablar y que le costaba mucho moverse, algo llamativo en una persona de su edad y que siempre fue activo.
¿Pero qué ocurría con él? ¿Qué hacía en su laboratorio? ¿Qué había ocurrido para que decayera tanto su aspecto?
Estas y otras innumerables preguntas se hacían los vecinos y colegas. Las respuestas de Cal sólo él las tenía y dudoso era que las revelase. Muchos misterios rondaban su persona, misterios tan grandes que intrigaban a todo el pueblo, y como siempre no podían faltar aquellas personas que sin saber la verdad la inventan sólo para llamar la atención.
Pero lo único verdadero es esto: Después de aquella noticia, Cal quedó tan desbastado que no tenía motivo para seguir creando, ni tampoco para seguir publicando en su diario trabajos de grandes y mejores científicos que él.
-¿Qué haré?.He tirado años de trabajo a la basura,pensó.-¿Debería tal vez, seguir con mi trabajo y demostrar de lo que soy capaz? -¿Pero cómo? Si ese científico francés está tratando de lograr lo mismo que yo...-
Pero él todavía no ha creado un aparato, sino que se basa en teorías. Debo vencer a ese científico francés, para coronarme yo como el inventor de ¿...? -Como primera medida tendré que ponerle un nombre, antes que alguien se me adelante.-Si,eso haré.....
Desconcertado el joven Cal se dio cuenta que no tenía tiempo que perder y de inmediato se puso a trabajar en su proyecto, al que ni nombre le había asignado aún. Trabajaba día y noche sin descanso, se alentaba diciéndose que era el mejor y que nadie iba a superarlo. "Quiero ser grande, reconocido por todos", decía. Con todo ese trabajo puso en riesgo su salud, tanto física como mental, pero a él no le importaba el esfuerzo mientras que la recompensa fuese grande.Comía lo menos posible para no perder tiempo y llegó a crear una máquina que lo mantenía despierto por medio de choques eléctricos, los cuales lo dañaban mucho pero a él parecía no importarle. Su obsesión llegaba ya a límites insospechables. Hasta que el 16 de octubre de 1926 (N.R.hace 84 años) fue encontrado sin vida en su laboratorio, junto a un aparato electrónico, y en su mano escrito con un lápiz decía:Retina Dióptica Oscilante....
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