MI AMIGO MARCIANO



Reunión Nacional de Académicos y Trabajadores de la Cultura

POLÍTICAS, DIVERSIDAD Y DERECHOS CULTURALES

Dirección Nacional de Cultura y Proyecto Conjunto Viví Cultura
Montevideo 15 y 16 de Septiembre de 2010
Torre de Profesionales.

Palabras de inauguración Ricardo Ehrlich.
Ministro de Educación y Cultura
Hugo Achugar. Director Nacional de Cultura
Javier Miranda. Director Nacional de Derechos Humanos
Fréderic Vacheron. Especialista Sector Cultura UNESCO-Montevideo

Presentación de la Red SUR de Intelectuales y Trabajadores de la Cultura en el marco del Proyecto Viví Cultura. Rosalía Winocur. Coordinadora de la Red SUR de Intelectuales y Trabajadores de la Cultura

Mesa I: Políticas Culturales (¿para quiénes?) y Derechos Culturales (¿de quiénes?)

Ponentes:
1.- Felipe Arocena, académico de la Udelar
2.- Beatriz Ramírez, Directora del Instituto Nacional de la Mujer
3.- Ignacio Martínez, Responsable de la Comisión de Cultura del PIT-CNT
4.- Marciano Durán, Director de Cultura de Maldonado
5.- Constanza Moreira, Miembro de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Senadores

PONENCIA DE MARCIANO DURAN

Advertencia: me han presentado como Director de Cultura de Maldonado, cargo en el que solo tengo un par de meses de antigüedad. Es muy poco tiempo para el título.
Lamento comunicarles que antes que Director de Cultura soy humorista.
“Humor” es lo que estuve haciendo en los últimos 30 años… así que me adelanto a pedir disculpas por lo poco solemne de ésta, mi intervención.
Lo lamento, debieron haber pedido antecedentes antes de invitarme.

Otro si digo (que complica aún más las cosas):
Me había preparado para asumir el cargo de Director. Cuando vi que podía darse, empecé a prepararme. Estudié mucho todas las preguntas que me harían.
Y cuando tuve todas las respuestas, apenas asumí…me cambiaron todas las preguntas.
Así que…si me invitaron para que trajera algunas respuestas desde la glamorosa Punta del Este, lamento desilusionarlos.
Vengo cargado de preguntas (viejas y nuevas…pero preguntas)

Bien…
Uno es lo que hace, pero también es lo que no hace.
Uno es la copa de vino que toma, pero también es “las copas de vino que no toma”, las que siguen a la primera.
Uno es las copas que no toma para no emborracharse.
Uno es la opción de no ser alcohólico …por ejemplo.

Uno también es “los cigarrillos que nunca fumó” y “los libros que nunca leyó”.
Por extensión uno es lo que es, pero también es lo que no es.
Y tal vez… es mucho más lo que no es, que lo que es.
Porque hay más en el plato de la balanza del no ser y del no conocer.

Ejemplo… yo soy un no-celular (más allá de tener dos y de la cantidad de horas que convivo con ellos).

Práctica frecuente de mi parte: Apagar el celular y pedir que apaguen los vuestros antes de comenzar a conversar.
El “no celular” es una parte importante de los marcianos y de algunos terrícolas (menos de los que yo quisiera).

En la puerta de la iglesia de mi pueblo hay un cartel que reza… ¡que coincidencia “un cartel en una iglesia que reza”! ¿Qué otra cosa podría hacer un cartel en una iglesia?

Un cartel que reza. “Dios te llama…pero no por celular, apagalo para entrar”.

Bien… apagados los celulares, ahora debo advertirles que algunos de vuestros derechos culturales han sido cercenados a partir de nuestro pedido.
Les cuento.
Ayer conseguí en secretaría los números de aquellos participantes de esta actividad que vinieran con Black Berry o Iphone y había mandado nuestra primera propuesta por correo electrónico.
Acabo de darme cuenta que al hacer apagar esos malditos aparatos eliminé el mensaje. Discriminación.
Una parte de ustedes ya no recibirá el mensaje.

Está bien… lo reconozco, antes de eso había discriminado a todos los que tienen solamente un miserable celular barato de esos que no admiten más que mensajes de textos.

Sé muy bien que las nuevas tecnologías de la información aportan a los derechos culturales. Enseñanza, aprendizaje a distancia, bla-bla-bla
Apuntan a fortalecer el derecho a la educación.
El acceso al patrimonio cultural mundial a través de Internet:
¡Las Meninas desde el Prado hasta mi casa a todo color!
¡El Guernica desde el Reina Sofía hasta mi oficina a todo color…
No, ahí se me fue la mano.

Boca –River desde el Monumental a mi notebook
Boca-Adeom desde el SODRE a mi black berry.

Bibliotecas situadas en otros países, publicaciones y revistas científicas.
Sí, ya sé. Primero tendríamos que hablar de la accesibilidad.
Por acá esta mañana, tenemos solo 10 o 15 de esos aparatitos con acento extranjero.
En uno de los países más conectados del universo, bueno…¿del planeta? ¿de América?
No quiero pensar en la brecha y las desigualdades que han de estar separando a Finlandia de Haití.
Nuevas pobrezas que ayer no conocíamos.
Nuevos faltantes.
Ahora nos faltan cosas que antes no faltaban… porque lo que no existe no puede faltar.
Lo que puede faltar es lo que existió en otro tiempo o lo que existe hoy… en otras manos.

Cuando chicos (hace sólo cuatro décadas) esas cosas no generaban desigualdades.
Ninguno de los gurises de mi barrio veía cercenado ningún derecho cultural a partir de la conectividad.
Y el cambio llegó golpeando como un martillo (por dos puntas a la vez).

Los que no lo conocían y siguen sin conocerlo ni siquiera advierten que algo les falta, los que accedieron a los cambios, los que accedieron a la nueva tecnología, ampliaron la brecha (y no estoy hablando de Blitxen) (Si prefieren, ampliaron la galería, la galería de búsquedas). Sumaron respuestas y multiplicaron preguntas.

Algunos acumulan bienes que otros no tienen y eso vale para las piscinas climatizadas, para la tecnología, para las bananas ecuatorianas, para la comunicación, para el liquido refrigerante de los motores gasoleros y para el conocimiento.

Pobreza como nuevo concepto tecnológico.
Exclusión desde la información.
No solo hay que tener ganas de tener internet, hay que tener ganas y hay que tener electricidad, modem, redes, computadoras.
Y tiempo…hay que tener tiempo. El tiempo que te queda sobrante cuando terminaste de sacar la cena del contenedor de basura de la esquina.
¿Con la mano derecha te metés en la boca un pedazo de pizza con yerba, muzzarela y algún pedacito de pañal y con la izquierda te conectas al Art Gallery Ontario de Toronto?

Tal vez los derechos culturales comiencen unas cuadras antes del lugar donde yo creí que comenzaban.
Tal vez la meta esté más lejos, pero más lejos también la partida.
Tal vez haya otros derechos que aseguren éstos.

Nunca como hoy llegamos a este desarrollo tecnológico.
Nunca existió tanta riqueza de estas características.
Pregunta que traigo:
¿Cómo participar de las decisiones que marcan la distribución de bienes (culturales y de los otros)?

La desigualdad manda más que la propia pobreza.
Pocas desigualdades más patentes existen en América como el Kennedy y el Golf.
Dos barrios pegaditos donde calle por medio se miran de frente y sin ningún rubor millonarias mansiones con sucuchos miserables de chapa y cartón.
Si los habitantes del Kennedy quisieran podrían colgarse del wi fi (güifí como dicen los españoles) de los que olvidaron de ponerles pasword en el barrio de enfrente.
- ¡Que tontos que son los del Kennedy, si no leen el Washington Post gratis es porque no quieren!

¡Los derechos de las minorías!… debí pensar en eso antes de meterme en este baile.
Recuerden por favor, yo soy un humorista que por estos días trabaja como Director de Cultura. Suplente del Sr Intendente de Maldonado como extensión a mi calidad de humorista (en realidad no sé si debo hablar de calidad en estos casos).
A veces me pregunto qué pasará en Maldonado el día que el Sr Intendente se enferme o tome licencia.
Me cuentan que andan por estos días por el quinto piso cuidando la salud del Flaco.
Todos saben que el día que me siente en ese sillón, declararé la risa como un derecho humano primero, cultural después y haré lo imposible para que la gente ría cuatro veces por día como si fuera una de las comidas que indica el médico.

Y antes de humorista fui telegrafista.
Humorista, telegrafista y artista.
¡Director de Cultura ni siquiera rima!
Telegrafista del Ferrocarril.
Vean.
A pesar de no tener un bigote finito y un saco grueso, sé hacer estas cosas que a la gente le resulta extraño.

-.-. ..- .-.. — ..- .-. .- .. … – — -.. —

Bien… acabo de dar mi definición de cultura.
¿Están de acuerdo?
Los agarré de sorpresa…acá va otra vez:

-.-. ..- .-.. — ..- .-. .- .. … – — -.. —

Bien… no escucho comentarios ¿comparten lo expresado?
¿No saben lo que dije?
Es que intento defender los derechos de una minoría absoluta en este país, una clase en extinción… los ferroviarios.
Y más aún, los telegrafistas del ferrocarril.
La cultura ferroviaria, la defensa de sus más caros valores también pasa por el mensaje.
Es el idioma de los ferroviarios, es un idioma que se muere, una lengua en extinción, tengo derecho a usarla, atenta contra la globalización. ¡Unesco me defiende!
-.-. .- .-. .- .— —
(dije carajo)
.
¿Prefieren esta otra definición?

תרבות הכל

Lamento que no todos sepan hebreo, sucede que sigo defendiendo los derechos culturales de las minorías étnicas.

Y ahora se me cae otra pregunta.
¿Cuál es el límite a la hora de teledirigir la cultura?
Otra
¿Cuando el todo atenta contra las partes?
Otra más.
¿Dónde está el límite en que las partes atentan contra el todo?
Otra.
¿Es probable que la pelea por la diversidad nos pueda plantear diversos conflictos?

Quiero decir… lo entiendo: a las minorías les corresponde poder mantener particularidades inherentes a su cultura y que no sean pasadas por arriba por la cultura dominante de las mayorías.
Lo entiendo…y el estado tiene que protegerlas.
Proteger la cultura de las minorías.
Pero…¿con la acepción antropológica?

¿Defender que la pequeña tribu tome su tereré sin que le salga coca cola de la bombilla?
¿El candombe como “derecho cultural” de los negros?

La pregunta que me hago, -otra pregunta y ninguna respuesta, y justo vengo de una Intendencia millonaria como la de Maldonado- eso es lo que piensan muchos colegas (cuando digo colegas me refiero a los cómicos).
Otra pregunta… ¿desde una Dirección de Cultura no se debería reformular la definición de derecho cultural?
Aceptar que los derechos culturales son una reivindicación de las minorías frente a las mayorías ¿se compadece con que los derechos culturales forman parte del patrimonio de todos los seres humanos?

Sí. Garantizando desde el estado el no avasallamiento de las minorías.
Aunque hay veces que me parece que hay cosas que son más para el MIDES, para el MEC o para el Ministerio de Ganadería. (pienso en el derecho de las vacas por ejemplo)

Establecer que los negros tienen derecho a tocar el tamboril no está mal.
Lo que me pregunto es si no es mejor ver cómo hacemos para que todos tengamos derecho a tocar el tamboril (aunque los blancos lo hagamos mal… lo hagan mal)

Esa es otra pregunta:
¿Está bien considerar a los derechos culturales como derechos especiales de los excluidos y las minorías?
¿O los derechos son de todos los seres humanos, más allá del grado de realización que unos y otros hayan logrado?

¡Ojo! No me tomen en serio, son solo preguntas.
En realidad lo que yo intento decir desde hoy y no me sale, es que no podemos hablar de derechos culturales si no definimos primero la palabra derechos y por sobre todas las cosas la palabra cultura.

¿Alguien podría realizar una conferencia sobre “potestades amorosas” sin definir potestades y sin definir amorosas? ¿De qué hablamos? ¿De mi derecho a enamorar con versos de Garcilaso de la Vega o de acostarme con Florencia de la Vega?

Entonces la pregunta, la primera, la que va antes que ninguna, la más elemental es… ¿Qué es cultura?
De eso hablaba el mensaje del Black Berry, el del código morse y el hebreo.

Hace un tiempo me llamó Tabaré Vázquez.
Mentira.
A ustedes no puedo mentirles porque son de la cultura y yo a la gente de la cultura no le miento.
En realidad él llamó a mucha gente.
Fue una convocatoria que se hizo en El Galpón hace unos años.
4 de octubre de 2004.
Llamó a los ciudadanos cercanos a la cultura (y yo vivo frente al teatro)
Así que fui.
Y apenas llegué me senté entre Julia Moller y Larbanois Carrero.
En realidad me senté entre Julia Moller y Larbanois.
Carrero estaba al lado de Larbanois usando otra butaca.

Y Tabaré nos dijo con voz clara y terminante: ¡CULTURA ES TODO!
Y yo lo había votado.
Así que no estaba para discutir.
Y mucho menos porque vi que Broveto estaba sentado en la fila de adelante y no tenía ganas de pasar por el plenario para explicar estos amagues de indisciplina partidaria.
Cultura es todo.
La mano de Alvez, los ticholos del Chuy, el “todos tenemos un plan de Natalia Oreiro”, el wáter de Vidalín y el mate de Omar Gutierrez.
¿El mate de Omar Gutiérrez?

Escuchemos unos segundos a la Mojigata que tiene algo para decirnos al respecto.

“Ay, qué soledad
la libertad viene en frasquito
comenta el Uruguay
mientras sonríe, ahoga un grito
Qué triste que es saber
que le mentimos a uno mismo
Cultura no es un mate
es tu cabeza
No hay mate sin un cebador
no hay tele sin espectador
no hay carnaval que no ande mal
comiendo arroz, vendiendo bacanal
cómo demoran las mudanzas
en la cabeza…”

…Cultura no es un mate, cultura es tu cabeza
… como demoran las mudanzas en la cabeza.

Y si la cultura no es un mate, a veces me pregunto si está bien que salga a cebarles mates a los vecinos de Maldonado en una camioneta de la intendencia con un chofer con horas extras.

Y si la Mojigata (que casi nunca se equivoca) tuviera razón, yo, humorista reciclado en Director de Cultura debería preocuparme mucho más de las cabezas que del wáter de Vidalín.
La cultura es todo… hasta que deje de serlo.

Acuerdos por favor: ¿Cultura es todo? ¿la suma de actividades humanas, la totalidad de valores, conocimientos y prácticas? ¿o son las actividades creativas, artísticas o científicas?
Y más aún ¿para qué nos sirven estas definiciones? ¿Como titular de un semanario cultural? ¿Cómo cartelito para el estante donde se vende la cultura?
Es que la cultura no se vende. Si se vendiera los bancos se harían cargo de ella. Abrirían cuentas corrientes, la hipotecarían y propondrían préstamos de cultura con baja tasa de interés.

No descubro América (ni Olímpica, ni Colombes) si digo que la cultura hace tiempo dejó de ser un gran museo con cuadros, orquestas, y esculturas al que solo entran los privilegiados de siempre, vestidos como para un casamiento. (el casamiento de ellos con los pintores de antes)
Sin embargo me da mucho temor la falta de definiciones, de focalizaciones a la hora de gestionar la cultura. Y esa definición antropológica obliga, confunde y complica a la hora de gestionarla.

Para la antropología todo es cultura- decía Dolina hace un tiempo.: la vestimenta, la forma de tomar la sopa, la forma de cumplir la ley, la forma de violarla, el fútbol, especialmente. Entonces se produce un deslizamiento, un equívoco, y usando el sentido antropológico se dice que todo es cultura y se pretende aplicarlo al sentido clásico. Se reclama el prestigio de la cultura en el primer sentido para el otro… Ahí se dice que un señor es culto porque toma la sopa, porque todos los somos. Incluso en la Argentina muchos funcionarios de cultura no se privan nunca en sus tareas de difusión de los bailes en la calle, el fútbol y todo eso. Cosas que no están mal, desde luego, pero bueno, lo que no debe hacer uno es confundirse. Yo creo que está muy bien que una persona salga a bailar con su mujer.(decía Dolina) Pero no es una actividad cultural. Sí social y debe ser fomentada porque hace que tengamos mejores relaciones interpersonales de las que hablábamos al principio de esta charla, nos hace buenos vecinos, relacionarnos bien, pero la cultura es otra cosa.

Lejos de acercarme a una definición de cultura me estoy complicando a cada paso: lo que está claro es que una gestión cultural exitosa debería ser una que termine incluyendo a más personas dentro del grupo de gente que, como dice Dolina, entiende que la vida es miserable sin el arte, la filosofía, o la ciencia.

Porque tengo la sensación que solo una persona “entrenada” en la apreciación de cualquier expresión o veta cultural será capaz de producirla luego. Para que termine siendo circular. Si promovés y facilitás las expresiones culturales, estás entrenando a los que las crearán luego.
Y más aún, el otro día, mi nieto más chico arrancó unas hojas de los tulipanes que plantamos juntos en julio y con los pétalos rojos y amarillos y naranjas, pintó un paisaje en la pared de mi casa.
Y me llamó y me lo mostró orgulloso.
Y yo no podía sacar mis ojos desencajados de los tallitos pelados de los tulipanes y de la pared que antes había sido blanquita.
Tenía ganas de llorar.
Pero a mi nieto solo le faltaba el vernissage.
Su carita se iluminaba y su autoestima trepaba hasta los techos.

Entonces…otra pregunta:
“Expresiones culturales que proponen autoestima”…
¿No será suficiente como para definir una gestión cultural como exitosa?

Bien…ya llevo unos cuantos minutos y aún no he conseguido ponerme de acuerdo conmigo mismo sobre la definición de cultura, eso me deja mal parado para definir la palabra derecho y más aún derecho cultural.

Señor, usted tiene derecho a escuchar lo que le digo.
¡Que tiene derecho a escuchar, señoooor!
¡Señooooor, le digo, que usted tiene derecho a escuchar lo que le digooooooo!

¿Qué el señor es sordo?
Bueno no me complique con esos datos secundarios.
El derecho está ahí, si no lo usa no es problema mío.

Otra pregunta:
¿Es que un derecho vale por si solo?

Todos los gatos blancos de Paso de los Toros tienen derecho a tocar la Cumparsita.
Todos los gansos de Buenos Aires (con todo respeto) tienen derecho a escuchar La Traviata.

Y más aún…para que tenga sentido reformularía la pregunta a:
¿Hacen uso todos los ciudadanos de sus derechos culturales o solo los vinculados al ámbito cultural?
O
¿Mi perro tiene derecho a leer La Divina Comedia?
La respuesta supongo es “No”… pero no porque mi perro no sepa leer, sino porque no existe norma jurídica que ampare ese derecho.
Si legalmente el estado otorgara a los perros el derecho a leer La Divina Comedia, ahí sí mi perro tendría el derecho…. Jurídicamente, aunque no sepa leer en privado y sepa orinar en público.

Un poquito más aún… ¿de qué sirve que un estado establezca derechos que no va a poder garantizar? Todos tenemos derecho a la vivienda. Claro…solo entendible a través de las estadísticas. Si hiciéramos un promedio casas-habitantes todos tenemos vivienda. Algunos tiene 20 casas y otros ninguna, pero todos tenemos vivienda. En el departamento de Maldonado por ejemplo, contando las torres de Punta del Este, todos sus habitantes-promedialmente hablando- todos tienen más de tres viviendas per cápita, aunque resuelvan vivir con sus padres.

¡Qué derechos más torcidos!

Cadena de Radio y Televisión.
Primero de Octubre
Habla el Pepe.
Desde hace una semana Búsqueda, El País y Telenoche 4 sólo hablan de la cadena que se viene.

Hora 20- Tres millones de uruguayos paralizados ante el televisor. Los ómnibus detienen su marcha para escuchar mejor, la gente se agolpa en las vidrieras de los comercios frente a los televisores encendidos, la salud hace un paro para poder escuchar mejor y en el exterior solo se habla de la cadena del pepe.

20,03 minutos.
“A partir de la fecha- dice Mujica- a partir de hoy primero de octubre Día Internacional de la Música, ta, a partir de este momento y como aporte del gobierno a la cultura nacional se informa que todos y todas, que cada uno y que cada una, que los uruguayos y las uruguayas, pasan desde hoy …a tener derecho a tocar el piano de cola”.

Y el derecho quedó oficialmente instalado.
En Maldonado Nuevo y en Nuevo París, en Villa Pancha y en Villa Serrana, si no tocan el piano de cola no será porque no tengan un derecho constitucional que se los permita.
Y pasaron dos meses.

En virtud -dijo el Pepe- en virtud que nadie hace uso del derecho que le hemos otorgado, ta, y en coincidencia con el día de los derechos humanos, hoy 10 de diciembre anuncio a la ciudadanía que este gobierno ha resuelto crear un nuevo plan…el APPU Un Piano de cola por Uruguayo. Por lo que a partir de mañana comenzaremos a entregar un piano a todos los compatriotas.

¡Por fin!
El derecho ahora sí empezaba a tener sentido.
Ese verano los pianos compitieron por un lugar en las casas con los pinitos de navidad.
En muchas viviendas de poco espacio había que elegir entre el pino y el piano, así que a fin de abrazar tradiciones con derechos, muchos uruguayos armaron el pinito sobre el piano, con los reyes del pesebre avanzando sobre las teclas, el niño Jesús en el fa de la octava central (¡justo en el fa! ) y el buey paradito en los pedales (como si fuera Milton Winant)

En la mayoría de los hogares, para entrar a sus casas los uruguayos debían trepar por encima o tirarse al suelo para pasar por abajo del aparato gigantesco.
Muchos los tenían lustraditos y algunos incluso colocaron el plasma arriba.

En ciertos de hogares – donde residían adolescentes- en los cortes de luz en que no había tele ni compu aprendieron a tocar el feliz cumpleaños con el dedo índice.

En marzo, cuando estaban por empezar las clases, el piano comenzaba a molestar en serio, como si fuera una enorme máquina de gimnasia que complicaba a todas las generaciones.

Algunas doñas le dedicaron sus pensamientos.
Es decir, le colocaron unas hermosas macetas con pensamientos sobre una carpetita de crochet para proteger el brillo.
Otros lo taparon con un mantel de tela y apoyaron la garrafita de tres kilos para hacer tortas fritas sin llenar de humo la cocina, los gatos comenzaron a tener una buena y distinguida vivienda y los más talentosos aprendieron tocar el Payaso Plin Plin con dos dedos (aprovechando la sospechosa coincidencia en la sucesión de notas entre el Payaso Plin Plin y el Feliz Cumpleaños)

Al tiempo, los pianos fueron sacados al patio, porque la molestia era insoportable.
Con las patas hacia arriba, armaron criaderos de pollitos BB colocando tejido entre las patas. Con las patas hacia abajo algunos fabricaron trampas para cazar pájaros. Les pusieron alpiste en el interior, y con una cuerda tiraron del palo que mantenía la tapa abierta y ¡zas!
Dos horneros y un benteveo.

Así que todo el mundo salió a venderlo… en Mercado libre y en la feria del domingo.

“Con el que tengo en casa me da y me sobra” era la respuesta más escuchada por aquellos días.
Los chorros desvalijaban la casa y dejaban solamente el piano, era lo único no negociable.
Se dio el caso que en una casa de Cerro Chato robaron un ombú del patio del fondo y dejaron el piano de cola quietito donde estaba.

Así que el 18 de julio, día de la Jura de la Constitución, luego de advertir que el programa de la Televisión Nacional “Tocando el piano con todos los dedos”, no tenía el rating esperado, el gobierno en su política de promover los derechos culturales, comunica: “A partir de la fecha, tocar el piano será, como el voto, además de un derecho, una obligación”.

Lo que pasa es que hace solamente dos meses que he advertido algunas cuestiones que no son menores.
Me estoy refiriendo a las obligaciones de los Estados de bajar a tierra los derechos culturales. Quiero decir… me imagino que junto al concepto de “derechos humanos” debe haber deberes paralelos de los Estados de aplicarlos.

Entonces ¿Cuál es el carácter de las obligaciones de los Estados en el caso de los derechos culturales? ¿Son diferentes de las relativas a otras categorías de derechos humanos?
Mientras avanzaba en estos conceptos advertí que cada vez que hablaba de estado lo leía como desde afuera.
“El estado debería cambiar este concepto” decía desde la estratósfera.
“El estado tiene la obligación de aplicar los derechos culturales”- decía desde afuera y desde lejos..
“El estado….¡estoy en problemas! ¡El estado soy yo! Luis XIV no consigue hacerme sombra.
El Flaco me complicó la vida, el Director de Cultura soy yo…ergo…el estado soy yo.

Pero, entonces debería empezar por tener las herramientas necesarias. ¿De qué me sirven las ganas de corretear mulitas si estoy en el Sahara?
Hablando de ganas ¿cómo repartir naranjas por los barrios si el guardia del Comcar no me quiere abrir las puertas?

Estoy tratando de llegar a un punto que no es secundario.
Es parte sustancial de los derechos culturales, de la diversidad, y de todos los etcéteras que quieran ponerle a esta historia.

Hace poquito que llegué.
Yo sé que este país tiene algún director nobel (lo digo convencido, no es sobrada) mientras este país tiene algún director nobel, en este caso estamos hablando de un director novel.
Pero no me vean como a un marciano con antenas por favor.
Soy uno de catorce o quince directores que seguramente se están planteando lo mismo.
¡Es que somos nosotros los que tenemos que hacer efectivos estos derechos y eso me preocupa! Nosotros y otros más, pero nosotros… seguro.

Me han tirado a una piscina de dulce de leche y me piden que haga 50 metros en 25 segundos. ¡Es imposible garantizar esos derechos desde estas estructuras!
O por lo menos es difícil.
Esta infernal estructura (y no me refiero a la Dirección de Cultura de Maldonado, ni siquiera a la Intendencia, ni siquiera al estado uruguayo) hablo de estas estructuras que funcionan en buena parte del mundo que están estratégicamente pensadas para que nada funcione.
 

La reconocida máquina de impedir.


Alguien -muy inteligente- se asoció con otras mentes brillantes, se encerraron varios días y consiguieron inventar esta máquina de impedir.

Entonces, en estos dos siglos que hace que …eh dos meses que hace que estoy al frente de la Dirección de Cultura agradezco cada mañana tener un intendente como el que tengo, que entiende el papel de la cultura en aquella sociedad, agradezco tener un equipo de compañeros con las cosas muy claras, pero me doy la cabeza calva contra la maldita máquina todas las mañanas antes de empezar a trabajar.
Y no tengo ni un pelo de zonzo (ni de vivo)

Es que cada vez que pienso en transformar un proyecto en un programa, escucho una voz que llega desde ultratumba que dice:
“No lo hagas, Marciano. No te compliques. El mundo existía y funcionaba perfectamente cuando a vos no se te había ocurrido esa brillante idea. No lo hagas. No te compliques. La Intendencia de Maldonado no se derrumbó porque no haya hecho esto antes. Puedes perder salud dinero y amor. Y el que pierda esas tres cosas, hablará de derechos culturales con Dios.
No te salves.

“En un rato llegan los niños de la escuela de Paso del Boniato, pongamos una estatua viviente en ese patio”.
¿La puerta está cerrada?
Abrámosla.
¿Tiene tres cerraduras y solo tenemos dos llaves?
¿Y la tercera?
¿La tiene un funcionario que hoy tiene libre?
Llámalo.
Vive en Cerro Pelado.
Vayamos a buscarla.
¿La camioneta no tiene gas oil?
Llamemos a hacienda.
¿Ya se fueron de hacienda?
¿Son las 18 y hoy es viernes?
No va, la estatua no va.

Eso. Enamorarse del proyecto, vencer los obstáculos y recién después empezar a pensar en los derechos culturales. Creo que el primero de todo, el primero de todos los derechos culturales es trabajar para eliminar los obstáculos que tienen adelante aquellos que tienen que asegurar los derechos culturales. No hay otro antes que ese.

Hace seis meses, cuando era humorista y futuro director se me ocurrió un programa al que llamamos “SAQUE AL MAR”.
Grupos de a 10 gurises llegaban desde lo más profundo del país a conocer el mar.
Niñas, niños, niños con capacidades diferentes, INAU, Aldeas Infantiles, asentamientos, escuelas rurales.
Dos meses trayendo niños que se llenaban los ojos de mar y de museos del mar, de puentes ondulantes convertidos en montañas rusas, de viajes embarcados a la Isla Gorriti, de aerosillas en el cerro de Piriápolis. Y más aún de conocer referentes del deporte y entrenar con ellos, de elegir por primera vez en un restaurante entre milanesa o pasta, de dormir de a uno por cama por vez primera, de ver cine tridimensional antes de una matiné común.
¡Pucha si eran derechos culturales que llegaban en avalancha en dos días de sus vidas!.
25 grupos de a 10.
250 niñas y niños.
Y después 200 niñas y niños que salían de Maldonado para conocer el campo y entender que los huevos no nacen en cajitas ni la leche estuvo siempre metida en una bolsa.

Ayer me llamaron de Cerro Largo y me dijeron, ¡Ahora sí Marciano, si hizo aquello con dos escarbadientes y un fósforo apagado lo que va a hacer ahora!
Pasado mañana vamos con 20 niños para allá.
Y llamé al restaurante para que prepararan 20 platos y me dijeron que primero tenía que llamar a no sé cuantos restaurantes y llamar a licitación y pedir precios y que los niños sin seguro no pueden subir a las lanchas y ….y otra vez no puse la estatua viviente en el patio (por lo menos la postergué)

Nooo, no escuchen lo que no dije.
Digo que hay reformas que hay que encarar para que los derechos culturales tengan asegurado un destino.
He aprendido en estos días que cada vez que se nos presenta un conflicto, una oportunidad, un proyecto, una complicación, es necesario instrumentar el plan “Así lo resolveremos”.
A su vez aplicar inmediatamente el plan “Mientras tanto”.
Y ese plan “Mientras tanto” que nace como de menor jerarquía que el otro plan, termina siendo el más importante. Porque resuelve “el mientras tanto” y potencia y fortalece el “así lo resolveremos”

Esa parece ser otra buena pregunta:
¿Qué hacer mientras garantizamos la capacidad de apropiación de los bienes culturales por parte de la totalidad de una comunidad?
¿Cómo resolvemos el “Mientras tanto”?
¿Salvándonos?
“La vida es eso que pasa mientras hacemos planes” decía John Lennon y creo que hablaba justamente de la Dirección de Cultura.

En definitiva… tal vez si usamos términos futboleros puede quedar más claro.
Necesitamos -como estado- jugar de cinco y tirar paredes con todo el mundo.
Recibir el balón de una ONG, triangular con Doña Luisa, tocar con el club social, tirar una pared con la universidad y esperar que vuelva de algún instituto.
Es decir que cuando esta gente le pase la pelota al estado, no hagamos la gran calesita de Bengoechea, la pudramos y nunca más vuelva al otro.
La pelota tiene que atravesar la mínima cantidad de escritorios posibles y debe ser devuelta de primera, pero con un valor agregado, que aunque mínimo, va a ser mejor que nada o que se pierda en un cajón.
Es necesario que nuestros escritorios no se devoren las pelotas y más importante aún… que nuestras pelotas no se devoren a los escritorios.
La vida…es el Mientras Tanto.
Lo demás es el Puede Ser.
No te salves

Claro que no tengo dudas que (más allá de los gestores privados o de otras instituciones) es el estado (yo) el que debe recomponer la trama social que se nos hizo pelota en los últimos años.
Porque es esa trama la que impide que nuestros gurises (por ejemplo) caigan por sus agujeros derechito al Inau, al penal o a algún centro de rehabilitación.
Es nuestra obligación recomponer la red que integraremos nosotros y tantos otros.
Pero es el estado quien debe tejer la red.

Y mientras lo hace deberá ocuparse de instalar derechos.
Ese es el principal Mientras Tanto.

No hay democracia posible, no hay justicia social si no somos capaces de facilitar la inclusión hacia los bienes culturales de TODAS Y TODOS los ciudadanos, si no garantizamos la accesibilidad a esos bienes.
Esa es mi última pregunta:
¿Cómo rediseñar urgentemente nuestras herramientas?
¿Cómo despedir (o por lo menos mandar al seguro de paro) a los miserables que inventaron el freno, la piedra y el palo en la rueda?

¿La gestión para los gestores?
¿El arte para los artistas?
Parece que habláramos de un jabón que solo sirve para lavar jabones, de una lapicera que solo consigue escribir la palabra “lapicera”.

Nuevas estructuras, nuevos modos de producción que aseguren que TODA la comunidad sea la destinataria de nuestras políticas.
Creer que los directores de cultura, los gestores o los artistas son la cultura, es una buena manera de tomar una parte por el todo.

Tal vez un par de experiencias de Maldonado (preexistentes a mi gestión- parte de la herencia bendita) sirvan como uno de los tantos modelos a aplicar.
Nuestra Escuela de Arte también como construcción de ciudadanía y los Fondos Procultura pueden ser dos buenos ejemplos.
Espacios que hacen accesible la producción artística.
El arte para transformar la sociedad, el arte como parte de la justicia social.

Interacción, horizontalidad, descentralización, interrelación.
Público-público- Público-privado- Privado-Privado
El estado debe dejar de ser la ventanilla por la que se subsidia a las organizaciones.
Creo que saben cuál es la diferencia en el omelet de jamón.

En el omelette de jamón, la gallina participa y el chancho se involucra.
Involucrarnos TODOS y ayudarnos entre nosotros a taparnos los oídos cuando el maldito personaje, nos quiera convencer que es mejor salvarnos.
Que como estaba, estaba bien.
Permítanme terminar con la misma poesía con la que la gente de la cultura recibió a Tabaré aquella noche de El Galpón
Mario Benedetti hubiera cumplido 90 años hace unas horas.
Mario cumplió 90 años hace unas horas.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Gracias, por los aplausos. Me los llevo para la familia de Juan Ramón Furtado, un compañero de la Dirección de Cultura que se nos fue hoy y nos dejó a todos hechos pelota.
¡Salú J.R.!


 

 

 

 
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